8/11/19

LA CELESTINA

Uno de los libros que más me costó leer, fue La Celestina. La lata es que era de lectura obligatoria en el Instituto y se me atragantó... Y se me atragantó... Y se me atragantó.
Tardé muchos años en hincarle el diente y sólo lo conseguí tras imaginar en mi cabeza cada uno de los personajes como si fueran contemporáneos, colegas de paseo o instituto.
Aquella experiencia, años después, la subí a espectáculo. Una obra divertida, loca, improvisada, amorcillada, pero que nos sirve para hacernos a la idea de qué es la Celestina, quién es quién en la obra y por qué pasa lo que pasa.


La Celestina lleva acompañándome desde mediados de los años noventa y no la retiro de cartel porque es de esos trabajos que sigues disfrutando cada día, de esos espectáculos en los que la novedad está en volver a representarlos.

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